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El Dr. Ssenyonjo, neurocirujano, sobre los retos de ser uno de los doce neurocirujanos de una población de 45 millones de habitantes. 

Dr Ssenyonjo, MBCHB, MMED (NEUROSURGERY), FCS (ECSA)

En Uganda, miles de niños sufren afecciones neurológicas potencialmente mortales, como tumores cerebrales e hidrocefalia, y muchos de ellos requieren una intervención quirúrgica urgente por parte de neurocirujanos pediátricos. Se calcula que más de 4.000 niños cada año necesitan cirugía cerebral para tratar estas afecciones. De 1.500 a 2.000 nuevos casos al año. 

neurocirujanos pediátricos

Neurocirujanos pediátricos ugandeses

Los tumores cerebrales, aunque menos frecuentes, siguen siendo una causa importante de enfermedad y mortalidad infantil debido al retraso en el diagnóstico y al acceso limitado a la atención neuroquirúrgica especializada. 

Por desgracia, Uganda se enfrenta a una grave escasez de neurocirujanos pediátricos y de recursos médicos, lo que deja a muchos niños sin el tratamiento vital que necesitan desesperadamente. Para hacer frente a esta crisis es necesario mejorar las infraestructuras sanitarias, aumentar la capacidad quirúrgica y sensibilizar a la población para que más niños tengan acceso a un tratamiento oportuno y eficaz. El Dr. Ssenyonjo es sólo uno de los doce neurocirujanos para una población de 45 millones de habitantes.

Creencias y supersticiones tradicionales

Muchas comunidades atribuyen las afecciones neurológicas a causas sobrenaturales. Algunos creen que la epilepsia o los cambios de comportamiento se deben a personas que practican el juju o que un niño está poseído por demonios. Por desgracia, muchos creen que pueden ir a un lugar como Shine y solucionarlo, u otros intentan oraciones religiosas para ver si pueden expulsar a los demonios. 

Desgraciadamente, cuando llegan a tener un diagnóstico la patología a veces es mucho mayor y en términos de recuperación funcional se convierte en un problema o aumenta el riesgo de muerte debido al volumen de la patología que puede ser necesario operar.

Pobreza y acceso limitado a especialistas

La pobreza influye mucho en la capacidad de la gente para recibir tratamiento. 100% de los especialistas están dentro de las ciudades, por lo que una vez que han visto a su médico local tendrán que conseguir transporte para un diagnóstico y tratamiento adicional.  Muchos luchan por encontrar un medio de transporte que les lleve hasta el médico adecuado, que pueda acceder a imágenes que ayuden a hacer el diagnóstico. Con el 70% de la población viviendo en la pobreza, muchas familias tienen que equilibrar la alimentación o la educación de sus hijos y, a menudo, permitirse el transporte no es una opción. 

Plazas limitadas

Para una población de 45 millones de habitantes, el número de camas asignadas en los hospitales públicos a la creciente demanda de servicios neurológicos es realmente insuficiente, incluso para el principal hospital del centro de la ciudad.  Debido a los problemas con nuestras carreteras, la mayoría de las camas están ocupadas por pacientes traumatológicos, por lo que las afecciones neurológicas no traumatológicas acaban siendo desatendidas porque no son muy urgentes. Por desgracia, cuanto más esperamos, más crece la patología y, para cuando el paciente es atendido, puede haber perdido la capacidad de andar o hablar, e incluso cuando operamos, el resultado no es tan bueno ni comparable al de otros hospitales del mundo. 

Falta de equipos y tecnología

El mundo avanza muy rápido en el campo de la neurocirugía y nos estamos quedando atrás. Por ejemplo, carecemos de microscopios de última generación que nos ayuden a minimizar las alteraciones funcionales durante una operación, sobre todo cuando operamos patologías en las zonas elocuentes del cerebro, por lo que a veces interferimos en las funciones del paciente, algunas temporalmente y, por desgracia, otras de forma permanente.

Tampoco podemos hacer un seguimiento neuroelectrofisiológico estándar, que desempeña un papel importante en las tasas de morbilidad.  Sé que en algunos casos lo intentamos, pero si nos comparamos con algunos de los centros que nos rodean, nos vemos rezagados.

La mayor parte del espacio de quirófano está ocupado por pacientes traumatizados, por lo que, lamentablemente, los pacientes que esperan una intervención electiva siempre se verán excluidos de la lista de operaciones.  Tampoco disponemos de una UCI neurológica con el equipamiento adecuado, suficientes camas ni personal formado.  En consecuencia, siempre hay una lucha por el espacio, lo que desgraciadamente provoca retrasos en la atención, sobre todo en los casos de neurocirugía no urgente.

Los procedimientos neuroquirúrgicos avanzados requieren equipos sofisticados, como microscopios de alta resolución y monitorización neuroelectrofisiológica. Debido a las limitaciones económicas, muchos hospitales carecen de estas herramientas esenciales, lo que aumenta el riesgo de trastornos funcionales postoperatorios. Además, los quirófanos suelen estar saturados de casos de traumatología, lo que deja poco espacio para las neurocirugías electivas.

Ausencia de UCI neurológicas y unidades de rehabilitación especializadas

Los cuidados postoperatorios adecuados son fundamentales para los pacientes neuroquirúrgicos, pero el espacio limitado de las UCI y la escasez de personal formado dificultan la recuperación. Además, la falta de unidades de neurorrehabilitación obliga a muchos pacientes a permanecer en salas generales de neurocirugía, lo que retrasa su progreso en la rehabilitación.

Humanity Direct está trabajando duro con su red de cirujanos para financiar el mayor número posible de operaciones.  Para saber más sobre los pacientes a los que ayudamos y cómo puede donar para financiar una operación, visite:  https://www.humanitydirect.org/patients/

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