De vacaciones en Uganda, nuestro guía cayó gravemente enfermo y necesitó atención médica urgente. Condujimos por carreteras llenas de baches durante horas en busca del hospital más cercano. Cuando por fin encontramos un hospital, el diagnóstico era claro: necesitaba una operación urgente, pero, para nuestra sorpresa, dudó, temiendo más el coste de la intervención que su propio estado.
Cubrimos la factura para que la operación pudiera llevarse a cabo y no volvimos a pensar en ello hasta el año siguiente, cuando tuvimos a nuestro primer hijo y esta vez era Katrina, mi mujer y nuestro hijo nonato, quienes necesitaban una operación de urgencia.
Tuvimos suerte y recibimos la atención que necesitábamos para salvar nuestras vidas sin preocuparnos por el coste. Saber lo afortunados que fuimos nos recordó crudamente las desigualdades mundiales en la atención sanitaria, especialmente en el acceso a una cirugía segura, así que nos comprometimos a cambiar las cosas y, junto con mi socio Marc Shalam, creamos Humanity Direct.
Empezamos financiando un puñado de operaciones nosotros mismos, luego algunos familiares y amigos pidieron financiar operaciones en lugar de regalos de cumpleaños y Navidad. Empezamos a crear un equipo de trabajadores sanitarios y cirujanos para atender a los pacientes y pronto nos encontramos financiando varias clínicas.
Pronto nos dimos cuenta de que los niños estaban al final de la cola cuando se trataba de operarse. De los 310 millones de operaciones que se realizan al año, sólo 6% de ellas tienen lugar en países de renta baja y un porcentaje mucho menor se practica a niños. Como consecuencia, las anomalías congénitas no se reparan, las lesiones tratables provocan discapacidades de por vida y los niños mueren por problemas quirúrgicos fácilmente corregibles, como hernias encarceladas.
La falta de cirujanos cualificados, los retrasos en el tratamiento -como acudir a "curanderos" alternativos y más baratos-, el coste de llegar a un centro médico y el hecho de que te cobren por ver a un médico agravan los problemas para que los niños reciban la atención médica que necesita para cambiarles la vida y, a menudo, salvársela. Como padres de tres hijos, decidimos que los niños tenían que ser nuestra prioridad y ahora nuestro objetivo es ofrecer cirugía segura y oportuna al mayor número posible de niños.
Humanity Direct se ha convertido en un salvavidas vital para los niños de Uganda. Gracias a nuestros coordinadores sanitarios y a nuestra red de cirujanos (incluidos cirujanos maxilofaciales, urólogos y neurocirujanos) podemos cubrir un amplio espectro de operaciones.
Además de nuestro programa quirúrgico, hemos creado "Gafas para las clases", que ofrece pruebas oftalmológicas y gafas a los niños. Hasta la fecha hemos distribuido casi 4.000 pares de gafas para ayudar a los niños a ver lo que necesitan para estudiar, ayudarles a permanecer en la escuela y darles una mejor oportunidad de un futuro más brillante.
Uganda es un país maravilloso y se ha convertido en un segundo hogar para mi familia. Katrina y yo, junto con nuestros tres hijos, hemos visitado Uganda en numerosas ocasiones para ayudar en las clínicas, ponernos al día con el equipo y conocer a algunas de las familias a las que ayudamos.
Somos muy ambiciosos de cara al futuro y estamos trabajando duro para facilitar a los donantes las donaciones y la participación en nuestros eventos de recaudación de fondos. Recientemente hemos actualizado nuestro sitio web, introduciendo nuevas opciones de donación, incluidas las asociaciones con escuelas y las oportunidades de patrocinio corporativo. Y seguimos colaborando con XNRG para organizar una serie de actos de recaudación de fondos a lo largo de 2025.
Estoy increíblemente orgulloso de lo que hemos conseguido hasta ahora y esperamos seguir financiando aún más cirugías, dando a los niños de Uganda y de otros países la oportunidad de vivir más sanos y felices.
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